"¿Acaso
hay otro deporte que no sea el fútbol?"
remarcó Peretti. (Imagen: Diario 'La Capital')
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El
director y productor de “El Otro Fútbol”, estrenado el 9 de Agosto de este año,
dialogó sobre sus principios en relación a la pelota y a la fotografía, pero
principalmente sobre el documental que tanto suceso tuvo en el país y en otros
lugares del mundo.
Por
Sergio A. Pomares
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El
hombre que nació en la Ciudad de Buenos Aires, el 3 Diciembre de 1980, Federico
Peretti (32), indicó: “¿Acaso hay otro deporte que no sea el fútbol?”, y así
comenzaba la entrevista.
¿Cómo fue tu infancia
en relación al deporte?
Desde
chico era un enfermo seguidor del fútbol. Es más, me veía todos los partidos
que existían, sin importar la importancia de la Liga. Convencí a mis padres
que, a mediados de los noventa, contrataran el servicio de cable para poder ver
la Liga de Brasil, ¡con eso te digo todo!
Sos fotógrafo de la
Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA) ¿Cómo lo
vinculas a tu pasión por este deporte?
Se
debió netamente a que quería sacar fotos en fútbol. Me contacté con los
directores de la Revista Ascenso, y les conté que quería sacar fotos en los
partidos. Fernando Prieto, con quien después haría “El Otro Fútbol”, me empezó
a mandar a cubrir los partidos de Primera D, como cronista, porque no
necesitaban fotógrafos, pero siempre llevaba mi cámara y les mandaba material.
Me decían que no lo necesitaban, pero yo seguía insistiendo, y al final los
terminé convenciendo.
Produjiste
documentales, programas de televisión, ¿siempre te apasionó ese mundo?
Sí.
En realidad desde chico siempre pensaba en ser Periodista Deportivo para poder
ir “gratis a la cancha” y tener un trabajo que estuviera relacionado con el
fútbol. Después, me enamoré del cine y todo lo que se le acerque, dejé la
carrera de Comunicación Social en la UBA y me puse directamente a trabajar en
películas y afines.
Para
conocer más al entrevistado
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Desde el
barrio de Belgrano, aunque ahora vive en Villa Crespo, ha tenido que pasar
momentos en los cuales no se adaptaba en el lugar donde vivía, porque hasta
los 20 años vivió mudándose por los trabajos de sus padres. Ante esto,
mantuvo que: “El tema del deporte era quizá lo que me permitía socializarme
con nuevos amigos y conocer personas”. Federico comenzó estudiando en la
Facultad de Comunicación Social de Buenos Aires, pero luego continuó en la de
Filosofía y Letras, mientras que en el 2001 realizó sus primeros trabajos de
Producción de Cine y Televisión.
Estuvo en el
Departamento Editorial del programa ‘Hora Clave’, fue editor del ‘Arca de
Caramelito’ y de ‘Evita: La razón de mi vida y de mi muerte’, y productor y
director de documentales como ‘El último confín’ y ‘Creo’.
Habiendo
estudiado inglés en Cambridge un año durante el 2000, sus cualidades
aumentaron y también su curriculum. Ha viajado por muchos lugares, y conocido
muchas culturas, cuales ahora las ‘devuelve’ a sus trabajos.
Y para su
futuro, aseguró: “Voy a seguir
haciendo documentales de fútbol. Encontré un lugar que me encanta, retratar
realidades del deporte más lindo del mundo.”
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¿A qué se debió que
metieras al deporte dentro de tus obras? Con esto nos referimos al film ‘El
Otro Fútbol’
A
la necesidad, a veces consciente, otras no, de meter el fútbol en algo más
relacionado al trabajo cotidiano. Ella es
una búsqueda de ese espíritu amateur que, al menos yo, creí que estaba
perdido. En un momento pensé que no existían esos jugadores que jugaban “por el
pancho y la coca”. La idea surgió cuando conocí a Fernando Prieto, en esas
primeras coberturas para la Revista Ascenso. El documental también te muestra
porqué “toda esa gente loca que sigue a un club con pocos hinchas”, hipoteca
casi todos sus fines de semana para ir a alentar por sus colores. ¿Qué hace que
dejen de lado a la familia y muchas veces al trabajo para ir a ver a su club?
¿Cómo influye realmente uno de estos simpatizantes en la vida diaria de una
institución? Ver que un presidente de un club muy humilde te abre la puerta del
estadio o te corta la entrada, y su mujer hace los choripanes para juntar plata
para pintar la tribuna, es algo que realmente me conmovió. Ahí vi pasión.
Tuvo repercusión en los
medios argentinos, pero también en otros lados del mundo como en Italia,
Inglaterra, Brasil... ¿Qué te generó eso?
Sorprende.
Que te escriban de otro país y te cuentan que quieren verlo, o que alguien de
Japón te diga: “Me interesa más el ascenso que River o Boca” es genial, nos
hace pensar que no nos equivocamos en la elección de la temática.
¿Qué fue lo que más te
impactó o lo que te llamó la atención?
La forma en que juegan al fútbol en La Quiaca,
cancha de tierra y piedras,. Acá, en
Buenos Aires, uno diría: “¡Uh! Ésta cancha tiene poco/mucho pasto, así no se
puede jugar”. Allá, la gente sabe que es la única cancha que tienen habilitada
para jugar la Liga, y que si no juegan allí se quedan sin desarrollar su
pasión, entonces, van y lo hacen lo mejor posible. Cuando llegué al estadio,
pensé: “¿Cómo pueden jugar acá?”, y lo hacen muy bien.
¿Y qué fue lo mejor que
viviste? ¿Y lo peor?
Lo mejor: cuando nos íbamos de una cancha
sabiendo que habíamos logrado una buena historia o una imagen linda. Cada
viaje, cada partido, es un recuerdo imborrable. Y lo peor: la agresión que
sufrí en la cancha de Defensores Unidos de Zárate en un clásico contra Villa
Dálmine. Pensaron que yo era un cronista partidario de la visita. Lo increíble
no es la agresión, sino que se manejen esos valores, que si piensan que sos de
la contra hay que matarte.
¿Podrás contar algunas
cuestiones de edición? Por ejemplo: ¿Cuánto tiempo querías que dure?
Teníamos
más de 300 horas, y resumirlo todo en una hora y media, fue mucho esfuerzo.
Priorizamos dar un pantallazo al mundo del Ascenso, en donde uno aplica su
subjetividad y deja afuera cosas que quizá están buenas. Hubiéramos querido ir
a ver un partido en cada provincia, pero por un tema de presupuesto no pudimos.
Igual recorrimos quince.
Sobre el título, ¿qué
le podes decir sobre ese ‘Otro Fútbol’?
Que
ese debería ser “el fútbol”. Donde no
hay intereses monetarios de por medio, en el que jugas por defender a tus
colores.