19/4/16

Hockey sobre nada




“En su última reunión, el Tribunal de Penas de la Asociación Argentina de Hockey sobre Césped consideró los hechos ocurridos […] y recomendó al Consejo Directivo de la Asociación retirar la afiliación al Club Gimnasia y Esgrima de La Plata”. Eso pasó en 1958, pero la sanción se levantó y la institución albiazul tiene equipo. Claro, en aquel entonces era masculino y ahora es femenino. Pero lo importante fue que volvió y ascendió desde lo más bajo, en 2014. ¿Volvió?

Sin ponerse camisetas, y no importa que bandera levantás, es casi un colmo el poder pero no tener. Gimnasia puede jugar al hockey, pero no tiene donde. Debe ir de un lado hacia otro, nómades ellas. Acá la cuestión la haré sencilla: se les dio la oportunidad, desde el club, de poder practicar la disciplina pero faltan las herramientas. Esas que ahora buscan, a pedido de ayuda, las llamadas Lobizonas. Aquellas que tuvieron que vender hasta agendas, rifas, y mover cielo y tierra para conseguir un córner corto. Perdón, para que las escuchen.

¿Se imaginan si un plantel de fútbol profesional no tiene lugar para poder entrenar, practicar o jugar? Bueno, ha pasado y en diferentes lados. Pero todo se resuelve rápido, o como en el caso especial de Gimnasia que hinchas y/o socios formaron una fundación al servicio de dicho primer equipo. Pero, ¿para qué están los representantes de aquellos que tienen un carnet y relegan el peso de uno en otros de traje? Está claro que no todos los pedidos se pueden cumplir, pero sí las promesas. Y mucho más si un club tiene el propósito de que sus deportistas jueguen. Si no, ¿para qué pidieron levantar la sanción si luego queda todo en la nada misma?

Uno no lo hace desde el lugar de hermano de alguien, de lástima, de pedir por pedir. Si no desde el sentido común. Y no me dirijo a nadie en particular, sino pongo el propósito en meras palabras. Es más que un pedido el que hacen estas deportistas, o aquel que pide por un lugar propio. Es (aunque todavía no la tienen a pesar de promesas) su casa, el lugar de trabajo, sitio de entrenamiento. Pero les falta, como también baños, vestuarios, agua, y demás cuestiones.

Y excusas hay muchas, y todo queda en la mitad. Si contrastan lo que vale hacer esa cancha con el sueldo de algún jugador, quizás ese que lleva la camiseta son varias canchas andantes. Pero claro, nunca existe (o son pocos los casos) del llamado Club con fútbol. En su mayoría, son Club de fútbol (con otros deportes).

Los mismos que defienden la camiseta deben pelear por su lugar, pagar los viajes, cuota, y demás cuestiones que otros se libran por sólo patear la pelotita. ¿Hasta cuándo vamos a tratar de dioses, ídolos, intocables, a aquellos que son tan iguales como ellas que tienen que agarrar el palo y la bocha? Dejemos el fanatismo de lado, de poner al fútbol por encima de todo. Hasta por encima de cuestiones de salud, de estado, de seguridad o de prestaciones para que cientos de chicas, desde seis años hasta vaya uno a saber dónde, puedan jugar.

No es un pedido particular, ni una queja. Sino el sentido común, al que a algunos le falta, a otros le sobra, y varios necesitan. Porque en este caso no es sólo una cancha, son miles de ilusiones, sueños, deseos, esos mismos con los que se iniciaron los clubes en Argentina. Aunque desde hace tiempo dejaron de tener su faceta social, deportiva, sino son clubes futbolizados, empañados por el dinero, el beneficio propio. Lástima aquellos, que no tienen que estar metidos en ésta bolsa. Sólo a ellos, perdón. Y seguro, a estas palabras se las lleve el viento, como a tantas cosas que se dicen…

Y esos seis párrafos, me quedaron cortos.

2 comentarios:

  1. Si la guita que no destinan en hockey (porque la plata de las socias que practican la actividad llega) la destinaran bien al futbol y nos iria bien...bueno...pero nisiquiera. La dirigencia de gimnasia apesta. que se vayan todos!

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